Vacaciones: el regreso
Mucha gente opina que volver de vacaciones es un trauma, y yo puedo certificar que realmente lo es. Pero en mi caso se trata de trauma físico. Después de cuatro días en Vigo, la vuelta ha sido en autobús, de noche, sin dormir, y atorado en un asiento minúsculo (para mí).
Eso se traduce en dolor de piernas, de la parte de arriba de las piernas (vulgo, culo), la espalda, las manos (¿?¿?¿? Ni idea, pero es la realidad), dolor de cuello, hambre y falta de sueño, ya que aunque cabeceé un poco, estuve toda la noche con la música ambiente en los cascos y con tanta gente alrededor que fue un verdadero coñazo. Por no mencionar la cantidad de mala gente que conduce con las largas puestas y que a mi, particularmente, me despertaba del ligero cabeceo que conseguía de vez en cuando.
Pero bueno,a las 6 estaba en Madrid, a las siete estaba entrando en la cama, y a las 9 abría los ojos para irme a trabajar, algo más descansadillo, y con el colchón de saber que el lunes de Pascua, mucha gente llega a media mañana. Y no pasa nada por llegar a las diez un día, al menos en mi trabajo.
Eso sí, me alegro de haber llegado y no haberme quedado en la carretera, en estos tiempos locos que corren.
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